5 lugares imprescindibles que ver en Pedraza, uno de los pueblos más bonitos de España


Con poco más de 450 habitantes, Pedraza es una villa medieval amurallada de película. Y es que se ha hecho famosa por ser escenario para las series Toledo e Isabel y por el anuncio de la Lotería de Navidad de Raphael. Pero ha estado presente en el cine desde 1924 con la obra de Catelain "La Barraca de los Monstruos". La villa es un anuncio en sí, hay hasta carteles muy bien integrados agradeciendo a Endesa su alumbrado. 

Habitada desde los romanos del siglo IV a. C. la villa cobró relevancia en el siglo XV cuando pasó a manos de los señores de la Casa de Velasco. Ricos ganaderos y mercaderes poblaron sus casas y palacetes y exportaron la lana de sus ovejas a Brujas y Florencia.

Pedraza sólo tiene una puerta. Si se cierra, el pueblo quedará protegido de cualquier invasor. Hoy la Puerta de la Villa (del siglo XI) siempre está abierta. El coche lo tienes que dejar antes de cruzar el arco de la puerta o en el aparcamiento cercano al castillo, pues está prohibido aparcar en todo el pueblo.

Al atravesar su muralla el tiempo se detiene. La atmósfera medieval lo inunda todo y parece que estás anclado en el pasado. El silencio y la tranquilidad tan sólo los rompen de vez en cuando los grupos de turistas. El mayor atractivo está en recorrer sus calles, aunque también puedes hacer una parada en multitud de tiendas de decoración o en las panaderías donde gritan desde la puerta “¡Bollos preñaos recién hechos!” y ver algunos monumentos interesantes.

Qué ver en Pedraza

1. El Castillo y Museo Zuloaga: fortaleza del siglo XIII con una torre del homenaje y foso.  En él estuvieron presos durante dos años dos hijos del rey Francisco I de Francia, el delfín y su hermano que reinaría como Enrique II. En 1926, el castillo estaba en estado ruinoso. El pintor Zuloaga lo adquirió y lo restauró para que le sirviera como taller. Hoy sigue perteneciendo a su familia, siendo propiedad de su única nieta y tres biznietos. En el 2011 decidieron restaurarlo y traer obras expuestas en Guipúzcoa para que formaran parte de este museo.  La verdad es que lo más importante está fuera: las vistas del castillo.  Horario: de 11’00 a 14’00 y de 17’00 a 20’00. Cierra los lunes y los martes. Precio: 6€

2. La Iglesia de Santa María: en frente del Castillo se encuentra esta iglesia bastante bonita, pero no muy bien conservada. 

3. La Iglesia de Santo Domingo: lo que ves es del siglo XVI, aunque se cree que su origen es mucho anterior. Hoy es sede de la Fundación Villa de Pedraza y en ella se pueden ver algunas exposiciones. 

4. La Plaza Mayor: escenario de campañas publicitarias, es una de las plazas más bonitas de España. En septiembre se convierte en plaza de toros para las fiestas patronales de la Virgen de carrascal. Su fama se refuerza cada año durante el mes de julio en el que se realizan, desde hace más de 20 años, los Conciertos de las Velas. Su precio ronda los 50-70€ y tienen lugar los dos primeros sábados de julio. Durante estas noches, el pueblo apaga todas sus luces y queda iluminado por cientos de velas dándole un toque mucho más medieval.  En la plaza se encuentran sus pintorescas casas porticadas, el Ayuntamiento, la Casa de la Comunidad de Villa y Tierra y la iglesia de San Juan Bautista, de estilo románico. A través de un pasadizo junto a la torre de la iglesia se accede a la Plaza Mayor desde una plaza anexa. 

5. La cárcel: Junto a la puerta de entrada a la villa encontrarás la cárcel. Uno de los mejores monumentos, quizá no por su interior, sino más por su interesante explicación. Data del siglo XI, pero funcionó como cárcel desde el siglo XVI con el señor de Pedraza Iñigo Fernández de Velasco. Originalmente fue una torre vigía desde el que controlar el acceso al pueblo y más tarde se convirtió en cárcel. En ella vivía el carcelero y los presos. Su interior es agobiante. Muy estrecho y dividido en tres niveles, se encerraba a los prisioneros según su delito cometido. Los presos comunes pasaban a dos celdas pequeñísimas, casi sin luz, en las que cabían 15 personas. Los que cometían delitos de sangre estaban en el nivel inferior, en un pozo. La cárcel tenía un sistema de letrinas con canales que llevaban toda la inmundicia a este habitáculo para que cayese encima del preso. Obviamente, en estas condiciones, morían a los pocos días. El siguiente preso arrojado a este pozo era el encargado de recoger los restos del anterior en una cesta y subirlos al carcelero quien los vendía como abono. Horario: sábados, domingos y festivos, de 11’30 a 14’00 y de 15’30 a 19’30 Precio: 3€



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