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6 lugares imprescindibles que ver en Frías

Otra de las maravillas que esconde la comarca burgalesa de Las Merindades es el pueblo de Frías, considerado como uno de los pueblos más bonitos de España. Bueno, ciudad. Y es que, a pesar de tener una población de 270 habitantes, tiene el orgullo de ser la ciudad más pequeña de España, un título concedido por el rey Juan II en 1435 y que aún sigue manteniendo.

Su nombre procede de Aguas Fridas y se sabe de ella por primera ven en el siglo IX durante la ocupación del Alto Ebro. Con motivo de las luchas entre Navarra y Castilla, se irán poblando estos territorios, pasándolos de mano en mano y construyendo castillos defensivos, como el de Pancorbo, Tejeda o el impresionante Castillo de Frías, levantado sobre un increíble peñasco.

Toda la población se organiza bajo la defensa del castillo, aprovechando la estructura rocosa de la peña y dando lugar a un conjunto medieval impresionante.

Paséate por sus calles empedradas para descubrir todos los rinconcitos que esta pequeña ciudad guarda, ve de compras por sus tiendas de productos típicos y souvenirs, y disfruta de la gastronomía local en los numerosos bares de su vía principal, la calle del Mercado. Eso sí, ve pronto para tener sitio, porque esta ciudad es un hervidero de visitantes que vienen a contemplar la belleza de Las Merindades.


Qué ver en Frías

1. Casas Colgadas: Frías es famoso por su espectacular conjunto medieval levantado sobre el Cerro de la Muela. Al borde de la roca pende una hilera de construcciones que parece que se están suspendidas sobre el vacío. Las viviendas se diseñaron siguiendo los cánones de la arquitectura tradicional de la zona y dando solución a un problema de espacio. Por ello, si caminas por el centro del pueblo verás que se trata de edificios de dos o tres plantas, pero si observas su fachada desde la parte exterior (la que aparece colgada), verás que son pisos de cuatro plantas.

2. Casa Cuartel y Palacio de los Salazar: está situado en la plaza de Alfonso VIII, en la actualidad acoge la Oficina de Turismo de Frías. Conserva el escudo con las trece estrellas de los Salazar. Su exterior está decorado con el cordón de San Francisco.

3. Iglesia de San Vicente Mártir y San Sebastián: junto al castillo tienes este templo, también situado en un extremo del precipicio. Originalmente fue románico, aunque de esta época queda poco. En 1904 se cayó su torre y se tuvo que levantar otra iglesia en su lugar. Para ello contaron con la financiación del Museo de los Claustros de Nueva York (The Cloisters), a quienes le vendieron la portada románica a cambio del dinero para construir un nuevo templo. Y ahí permanece, en pleno Manhattan.

4. Castillo de los Duques de Frías: es el monumento más representativo del pueblo y el que destaca sobre todo el conjunto. Su construcción ya parece un imposible, allí subido sobre el roque más alto del cerro. Se levantó a finales del siglo XII sobre una fortaleza anterior para defender a la villa y controlar todas las vistas sobre el valle y el paso del Ebro. A su interior se accede a través de un puente levadizo sobre un foso excavado en la roca. El conjunto de la torre del homenaje está separado del resto de la edificación manteniendo su propio sistema de defensa.

5. Mirador el Peñasco: para obtener las mejores vistas de Frías suspendido sobre su cerro, acércate al mirador que se encuentra en la BU-504 en dirección a Tobera. Allí se han habilitado unos peldaños con unas cuerdas como barandilla para que disfrutes de este genial espectáculo. Detrás del mirador, junto al río Molinar hay un extenso aparcamiento para autocaravanas.

6. Puente Medieval: para verlo tendrás que coger el coche y dirigirte hacia la BU-504 durante 1’5 km. Allí mismo tienes un aparcamiento para que disfrutes de uno de los monumentos más valiosos de Frías y uno de los mejores ejemplares de puente fortificados de España. Tiene su origen en una antigua calzada romana que salvaba aquí el Ebro y que mantenía el comercio entre la meseta y la costa cantábrica. Su construcción como estructura defensiva se realizó durante la repoblación de Alfonso VIII y la torre puede que se la añadieran en el siglo XIV para cobrar el pontazgo.

Antes de abandonar este lugar, acércate a la aldea de Tobera (a tan sólo 2 km) para caminar por su Paseo del Molinar mientras contemplas la explosión de cascadas y saltos de agua que lo recorren.

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6 lugares imprescindibles que ver en Miranda de Ebro

La segunda ciudad más poblada de la provincia de Burgos descansa a ambos lados del Ebro, en los límites con Álava y La Rioja, sobre una gran llanura rodeada por los Montes Obarenses. El río divide a la ciudad en dos zonas: el centro histórico (Aquende) y la parte moderna (Allende).

No se sabe mucho de su fundación, aunque Miranda comienza a ser relevante gracias al fuero de repoblación que le concedió Alfonso VI en el año 1099, este privilegio contribuyó a la aparición de una gran actividad mercantil, que se vio aún más reforzada por ser elegida en el siglo XIV como lugar de celebración de distintas ferias.

Hoy sigue siendo un núcleo importante de conexión con el norte de España y su casco histórico aún conserva restos de su pasado medieval. Además, te ofrece la oportunidad de probar su vino con Denominación de Origen o sus morcillas y delgadillas (más finas).

🚘 Aparcar en el centro histórico es casi imposible. En mi caso, dejé el coche gratis en el aparcamiento público que hay en la calle Reyes Católicos. Se encuentra en la parte nueva de la ciudad, a unos diez minutos andando del famoso Puente de Carlos III.

Qué ver en Miranda de Ebro

1. Puente de Carlos III: es el puente más conocido de la ciudad. Antiguamente fue uno de los pasos más importantes que había sobre el río Ebro y por él se transportaban mercancías, ejerciendo derecho de pontazgo para cobrar impuestos. Se cree que el primero fue de madera y que estuvo en pie hasta 1177, cuando se construyó el puente medieval con permiso de Sancho III. Desgraciadamente, una fuerte riada acabó con él en 1775. Lo que ves ahora es la edificación que se levantó después, en tiempos de Carlos III. Al atravesarlo, llegarás al casco antiguo.

2. Castillo: su construcción data del siglo XIV, aunque se piensa que Miranda tuvo que tener otras fortalezas anteriores. La historia del actual comienza con el Señor de Vizcaya, Don Tello, quien solicitó al Obispado que le cediera los terrenos en los que se encontraba la iglesia de Santa María. Los permisos llegaron tarde, justo tres años después de que muriera Tello. Sin embargo, los recogió Pedro Sarmiento quien ocupó la iglesia en contra de los vecinos y comenzó la construcción de un castillo, cuyas obras estuvieron dirigidas por el cantero Juan Guas.

Hoy puedes visitar sus restauradas ruinas a través del CIMA (Centro de Interpretación de Miranda Antigua). Con la entrada se accede al Jardín Botánico de las terrazas de la ladera del cerro de La Picota y al interior del castillo. Desde allí hay unas increíbles vistas de la ciudad.

3. Plaza de España: constituye el centro del casco histórico. Allí se concentran el edificio del Ayuntamiento, la Casa de los Urbina (s. XVI) y la Casa de las Cadenas, un palacete en el que se hospedó Napoleón y Fernando VII, quien colocó en 1828 unas cadenas en recuerdo de su estancia.

4. Teatro Apolo: junto a la Iglesia de Santa María puedes ver el teatro más importante de la ciudad. Se construyó en estilo neoclásico en 1921 y destaca sobre las demás casas por su emblemático color.

5. Iglesia de Santa María de Altamira: constituye la sede actual de la iglesia que tomó Pedro Sarmiento para hacer su castillo. Se levantó en el siglo XV, cuando éste perdió el favor real y todas las propiedades de la iglesia (incluidas sus piedras) fueron bajadas a este lugar, conocido como Hospital del Chantre de Calahorra, quien antiguamente daba agua, pan y queso a los peregrinos del Camino del Santiago.

6. Iglesia del Espíritu Santo: se encuentra fuera del centro histórico, justo en frente del Puente de Carlos III. Se levantó en el siglo XIII, lo que la hace la iglesia más antigua de Miranda. Cuenta la leyenda que el Cid Campeador oró aquí con sus caballeros en el siglo XI, en un templo anterior sobre el que se habría levantado posteriormente éste.

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7 lugares imprescindibles que ver en Santa Gadea del Cid

Considerado uno de los pueblos más bonitos del norte de Burgos, Santa Gadea del Cid se enmarca en la comarca del Valle del Ebro y todo su conjunto está declarado Bien de Interés Cultural.

Su origen se remonta al siglo XI, cuando se llamaba Término, por hacer frontera entre los reinos de Castilla y Navarra. Por aquel entonces se situaba donde hoy ves la Ermita de Nuestra Señora de las Eras, aunque cambió de ubicación en la segunda mitad del XIII de la mano de Alfonso VIII para que sirviera de enlace de las rutas comerciales que comunicaban Burgos con la costa cantábrica.

Su nombre poco tiene que ver con El Cid. Este sobrenombre se le puso en el siglo XIX para evitar confusiones con el pueblo de Santa Gadea del Alfoz. Su única vinculación con el personaje es que se cree que en su monasterio estuvo oculto durante muchos años el único ejemplar original del Cantar del Mío Cid.

Lo más interesante es pasear por su entramado de calles medieval y tomar algo en sus dos elegantes restaurantes, como una cerveza Gadea. Si tienes la oportunidad de estar allí cuando pase la furgoneta del panadero, aprovecha para comprarle alguno de sus panes, que están deliciosos.

Qué ver en Santa Gadea del Cid

1. Castillo: durante el siglo X esta fortaleza servía como defensa al trazado configurado por Don Rodrigo, aunque lo que ves hoy forma parte de una construcción del siglo XV realizada por Pedro López Manrique. Lo que más llama la atención es su torre del homenaje, con sus seis metros de altura.

2. Puerta de Encima de la Villa: esta es una de las tres puertas que tuvo la muralla que controlaba el acceso y el cobro de impuestos al transporte de mercancías. Su torre gótica posee un arco apuntado, un escudo de los Padilla y Manrique y varios restos de almenas y saeteras. En el pasado también tuvo la función de cárcel del pueblo.

3. Puerta de Las Eras: menos impresionante que la anterior, tiene un arco ojival gótico. Sobre la zona de paso hay una curiosa talla plana de una figura humana.

4. Iglesia de San Pedro: este templo gótico, levantado sobre uno románico anterior, contiene un valioso retablo mayor de estilo plateresco. En su interior puedes ver una capilla-museo.

5. Ermita del Patrocinio: se encuentra en mitad del pueblo. Su origen es del siglo XVIII y tiene una bonita espadaña barroca de tres cuerpos sobre la entrada.

6. Monasterio del Espino: data del siglo XIV, cuando se construyó para conmemorar las apariciones de la Virgen a dos pastores de Santa Gadea bajo un arbusto de espino, en la primavera de 1399. Se dice que aquí estuvo custodiado durante mucho tiempo el manuscrito original de Cantar del Mío Cid, que hoy se guarda en la Biblioteca Nacional. Aunque este acontecimiento se lo disputan con la localidad de Vivar del Cid.

7. Ermita de Nuestra Señora de Las Eras: la verás desde la carretera, allí solitaria, entre unos cuantos árboles, junto al cementerio. Se construyó en el siglo XII en estilo románico y llegó a convertirse en la parroquia del lugar cuando éste se llamaba Término, ya que hacía frontera entre Castilla y Navarra.


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7 lugares imprescindibles que ver en Pancorbo

Siempre había pasado por la carretera, pero nunca me había detenido a visitar el pueblo del famoso desfiladero hasta que emprendí mi viaje recorriendo la provincia de Burgos. La verdad es que merece la pena desviarse un poco del camino y disfrutar del majestuoso entorno que ofrece este pequeño lugar, de unos 400 habitantes, enmarcado en los Montes Obarenses y atravesado por el río Oroncillo.

Pancorbo siempre ha sido el paso natural entre las tierras del norte y el interior de la península. Por aquí pasaba la Vía Aquitania, que a partir del siglo X se utilizó como una vía secundaria del Camino de Santiago. Sus edificios han sabido conservar su estructura original siguiendo el trazado estrecho de la garganta.

Su entorno forma parte del Espacio Natural de Montes Obarenses-San Zadornil y de la comarca burgalesa del Valle del Ebro. El río ha ido modelando este profundo desfiladero que guarda una gran variedad de flora y fauna y en el que existen veinte senderos señalizados. Pancorbo posee el primer Centro de Cría en pureza y Selección del caballo Losino, además de ser un lugar excelente para la observación aves.

Además, se agradece que siempre que pides un café viene acompañado de un sobao 😋

Qué ver en Pancorbo, la Puerta de Castilla

1. Arquitectura tradicional: la villa ha conservado parte de su trazado medieval, como podrás ver a lo largo de sus estrechas calles. Las casas tradicionales están compuestas por un entramado de madera y yeso y en la calle Real tienes un ejemplo de viviendas con soportales. Aún existen algunas casas solariegas como la de los Salazar o la de los Urruelda. Bajo el castillo de Santa Marta, en la parte alta del pueblo, se situó una importante judería que llegó a tener sinagoga propia.

2. Puentes sobre el Oroncillo: Pancorbo está divido por este río que salvan los puentes del Prau, del Ayuntamiento, del Hastial y de San Juan. Fuera de la villa también puedes ver las ruinas del puente de la Magdalena.

3. Torreón de la Cárcel: en su interior se halla la Oficina de Turismo y un centro de Interpretación sobre la historia de Pancorbo, del fuerte de Santa Engracia y del caballo Losino.

4. Iglesia de Santiago: se levantó en el siglo XVI sobre un templo románico anterior. Dentro hay un museo con grabados, esculturas y pinturas de artistas de la zona.

5. Iglesia de San Nicolás: es la actual parroquia de Pancorbo. Se construyó en el siglo XVIII en estilo neoclásico junto al puente del Ayuntamiento. De ella destaca su bonita fachada barroca y su gran cúpula central.

6. Fortaleza de Santa Engracia: el pueblo está defendido por este fuerte levantado en 1794 para dominar el paso por el desfiladero durante la Guerra de la Convención contra Francia ante una posible invasión, aunque quedó destruida y abandonada en 1823. Está situada sobre una plataforma alargada en el punto más alto de los Montes Obarenses. Al ascender hacia ella, existe un desvío a la derecha que te conducirá al increíble Mirador Peña el Mazo (14’7 km).

7. Castillo de Santa Marta: en una cresta rocosa encontrarás los restos de este castillo del siglo IX del que quedan unas pocas ruinas, ya que quedó arrasado en 1835 durante la I Guerra Carlista. Aun así, está bien subir por el sendero para disfrutar de las maravillosas vistas que se obtienen desde allí.

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4 lugares imprescindibles que ver en Sotopalacios

No se sabe muy bien cuándo situar el origen de este pueblo cercano a Burgos, famoso por su hermoso castillo. Parece ser que su nombre proviene de unos primeros pobladores que llegaron a estas tierras a finales del siglo IX y que las llamaron Soto (conjunto de árboles) y palacios (grandes casas), lo que daría lugar al significado de soto junto a las casas grandes, aunque todo son conjeturas. Sí que se sabe que a finales del siglo XII se haría famoso por albergar la bodega regia de Alfonso VIII de Castilla.

Hoy su fama le viene por sus importantes fábricas de morcilla y por estar ligado a la historia de El Cid. A comienzos del XI estas tierras del valle del Ubierna estaban bajo la protección de Diego Laínez, su padre, quien también poseía algunos molinos harineros en la ribera del río Ubierna, cerca del castillo.

Actualmente Sotopalacios forma parte del famoso Camino del Cid, que recorre a lo largo de diversas rutas los pasos de este personaje siguiendo el Cantar del Mío Cid e incluso tiene un salvoconducto.

👉 Más información. 

www.caminodelcid.org

Qué ver en Sotopalacios

1. Castillo de Sotopalacios: se le conoce como Palacio del Cid porque cuenta la leyenda que se edificó sobre un solar que era propiedad de su padre, Diego Laínez. La construcción original de los siglos X-XI fue reedificada en el XIV por la familia Marique, Adelantados de Castilla. Superados los peligros de la invasión musulmana que motivaron su construcción, su objetivo fue más palaciego que defensivo. Ya en el siglo XX lo adquirió el químico César San José Seigland, quien lo restauró. Posteriormente creó una fundación para la conservación de artesanía en el que personas con discapacidad trabajaron dentro del castillo en la confección de alfombras y tapices. Actualmente no se puede visitar, tan sólo podrás disfrutar de sus maravillosas vistas desde fuera.

2. Iglesia de Nuestra Señora de Acorro: a escasos metros del castillo puedes ver la parroquia del pueblo, de estilo romanista. La parte más antigua comprende la sacristía, la sede y el altar. El resto pertenecen a construcciones del siglo XX. Su interior guardó el archivo de la Insigne Hermandad de Nuestra Señora de Acorro, que decía tener nueve pueblos en 1674.

3. Iglesia de San Martín de Tours: la otra iglesia de Sotopalacios se encuentra en el centro del pueblo. Fue levantada en el siglo XVI en estilo renacentista. En su interior se halla el sepulcro del Licenciado Díez Ortega, abogado de Burgos y juez de esta villa, quien falleció en 1603.

4. Casa de los Tiros: a un lado de la carretera N-627 tienes esta casona del siglo XVI, conocida como la Casa de los Toros o de los Tiros. Se trata de la Torre-palacio de la familia Díez Ortega y está declarado Bien de Interés Cultural.

Sotopalacios también cuenta con otras rutas de interés como el Sendero de los molinos del Cid o el Sendero Carlos V


🐃​ Otros lugares de la comarca de Alfoz 🐃​ 








7 lugares indispensables que ver en Poza de la Sal

 

Sobre una ladera, Poza de la Sal descansa fortificada y protegida por el castillo de los Rojas, contando con excepcionales vistas de la comarca burgalesa de La Bureba. A pesar de pertenecer a esta comarca, muchos turistas la incluyen en sus itinerarios por Las Merindades por su cercanía con ellas.

Poza de la Sal ha sido famosa desde la antigüedad, siendo uno de los principales centros romanos de producción de sal. Durante la Reconquista, Diego Rodríguez Porcelos (conde de Castilla y fundador de la ciudad de Burgos) la repobló construyendo su castillo en el siglo IX para protegerla.

Bajo el castillo se extendía el diapiro de Poza de la Sal, conocido por los locales como el salero. Parece un inmenso cráter que fue acumulando sal cuando todo esto era aún océano.

Hoy el pueblo que vio nacer a Félix Rodríguez de la Fuente, sigue manteniendo su aire medieval, está lleno de construcciones de arquitectura tradicional y gran parte de sus murallas aún lo protegen. Su configuración urbana está formada por calles estrechas y en cuesta, adaptándose al terreno en el que se asientan. Lo curioso es que, aunque no se vea a simple vista, sus casas carecen de cimentación. Están asentadas sobre conglomerados terciarios que datan del Mioceno, apoyándose unas en otras.

Junto con Oña y Frías, Poza de la Sal conforma la Mancomunidad Raíces de Castilla.

Qué ver en Poza de la Sal   

1. Castillo de los Rojas: antes de llegar al pueblo, por la serpenteante carretera CL-633, verás el desvío hacia el castillo, que se sitúa sobre un macizo rocoso entre el Páramo y La Bureba. La construcción actual se realizó en el siglo XIV, cuando la familia Rodríguez de Rojas lo alzó sobre el castillo original. Su visita es libre y gratuita.

Las vistas desde allí arriba son espectaculares, siendo conocido este lugar como el Balcón de la Bureba.

2. Salinas: los geólogos consideran el diapiro de Poza de la Sal entre los más sorprendentes del mundo. Las salinas eran singulares por el método de obtención de la salmuera, ya que ésta no brotaba deforma natural como otras salinas, sino que se excavaban galerías a través del mineral salino del subsuelo a profundidades de entre 10 y 30 metros y por ellas se hacía circular agua dulce para que disolviera la sal, separándolas así de la arcilla y otros materiales. De este modo se convertía en salmuera lentamente y salía al exterior por otra boca situada a más bajo nivel y se acumulaba. Al acabar el verano, cuando ya estaba seca la sal, se llevaba en mula a los almacenes estatales para venderla. Todo este complejo se puede visitar.

3. Murallas: el caserío está protegido por una muralla medieval de 5 metros de altura. Tres puertas de acceso a la villa han llegado hasta nuestros días: la Puerta del Ayuntamiento y la Puerta de las Eras y la Puerta del Conjuradero. Esta última recibe este nombre por ser el lugar desde donde se lanzaba el tentenublo, un conjuro para alejar a la lluvia, tan mala para su producción de sal.

4. Plaza Nueva: al otro lado de la Puerta del Conjuradero encontrarás esta plaza con su quiosco de música. Fue construida en el siglo XVII para dar alojamiento a las familias nobles de la época. Allí tienes la Oficina de Turismo y un precioso mirador.

5. Iglesia de San Cosme y San Damián: se levantó entre los siglos XIV y XV en estilo gótico, aunque tiene algunas modificaciones barrocas, como la portada principal.

6. Casa de Administración de las Reales Salinas: este edificio fue construido a finales del XVIII por Carlos III para controlar el proceso de producción, almacenamiento y distribución de la sal. Hoy sirve como Centro de Interpretación de las Salinas.

7. Ruta de Félix Rodríguez de la Fuente: desde la Oficina de Turismo sale un recorrido circular que sigue los pasos de este divulgador, famoso por la serie El Hombre y la Tierra. Entre otros puntos de interés pasarás por su casa natal, los jardines que llevan su nombre y el monumento que el equipo de Cuarto Milenio donó al pueblo y que verás cerca de las salinas.

🤓​ Curiosidad 1: Poza de la Sal está considerado el pueblo más pequeño de Europa con banda de música. Sus habitantes son poco más de 200, pero cada mes de mayo organizan el Festival Nacional de Charangas.

🤓​ Curiosidad 2: se dice que el castaño tan hermoso que ves en la Plaza Vieja marca el comienzo del invierno en Poza de la Sal. ¿Cuándo comienza el invierno aquí? Cuando cae su última hoja.

🤓​ Curiosidad 3: cuando se bautiza a un bebé, se le pone una pizca de sal en la frente para que sea salado. Puedes comprar un tarrito de Sal de Poza en la oficina de turismo.

🌻​ Otros lugares de la comarca de La Bureba 🌻

Briviesca

Cascada de Rojas

Oña

Poza de la Sal

Paseo del río Oca

6 lugares imprescindibles que ver en Sasamón y Olmillos de Sasamón

 

Sasamón y Olmillos de Sasamón son dos pueblos burgaleses separados por 2’5 km el uno del otro. Se encuentran en la zona occidental de Burgos, cerca de otros pequeños municipios preciosos, como Castrojeriz o Melgar de Fernamental. A pesar de su riqueza monumental y de que forman parte de la Ruta en coche del río Arlanza, no son muy visitados.

Sasamón tiene su origen en la antigua población celtíbera de Segisama (la más fuerte), desde donde César Augusto dirigió las guerras contra los cántabros y astures. Posteriormente pasó a ser una importante población romana y en la Edad Media se convirtió en sede episcopal. Toda esta extensa historia ha dejado un gran patrimonio monumental y un pueblo lleno de casas solariegas y otras edificaciones importantes, como dos puentes medievales sobre el río Brullés.

Hoy el pueblo se ha hecho famoso por sus productos lácteos, especialmente sus quesos de oveja y sus cuajadas, que puedes comprar en los negocios de Sasamón y en su gasolinera.


Qué ver en Sasamón y Olmillos de Sasamón

1. Iglesia de Santa María la Real: como es bastante común en la comarca de Odra-Pisuerga, la localidad cuenta con una iglesia de proporciones enormes que destaca sobre un pueblo pequeño. En concreto, el de Sasamón es el tercer templo más grande de la provincia de Burgos. El edificio actual se construyó sobre una iglesia primitiva en el siglo XIII. Tiene elementos románicos, pero su estilo predominante es el gótico. Además de sus espectaculares portadas, dentro puedes ver muchos tesoros, como un retablo neoclásico de diego de Siloé.

Si entras por la puerta de San Miguel, te encontrarás con una zona del templo convertida hoy en el Museo Medievum. En él se cuenta la vida de los habitantes de Sasamón a través de la historia, sirviendo también como Centro de Interpretación de las Cuatro Villas de Amaya (Castrojeriz, Melgar de Fernamental, Sasamón y Villadiego).

2. Restos de muralla: durante el siglo XV, Sasamón fue rodeado por una gran muralla de la que hoy sólo queda un pequeño paño unido a una puerta de entrada formada por una torre almenada. La podrás ver a la entrada del pueblo

3. Ermita del Humilladero o de San Isidro: la puedes ver a la entrada de la villa. Es un pequeño templo del siglo XVIII que guarda en su interior el que dicen que es el mejor crucero de toda España. Originalmente se encontraba en una vía romana y sus tallas imitan a un árbol. Mide más de seis metros de altura.

4. Arco de San Miguel de Mazarreros: merece la pena salir del centro de Sasamón y dirigirte por la carretera BU-610 durante un kilómetro en dirección a Sotresgudo para poder admirar este impresionante arco que aparece en mitad de los sembrados de cereales. En este lugar existió antaño el monasterio benedictino de San Miguel de Mazarreros, del que hoy sólo queda una hermosa portada de transición del románico al gótico y un calvario formado por tres cruceros. Una leyenda local afirma que desde este lugar existe un pasadizo que llega directamente hasta la Iglesia de Santa María.

5. Casa Museo de Salaguti: realmente original hasta la propia entrada. Para llegar a él tienes que seguir por la carretera BV-V-6402 en dirección a Cítores del Páramo. El museo se encuentra a 3’4 km de Sasamón. En él se exponen las obras de Carlos Salazar (Salaguti), pintor y escultor de la localidad.

6. Castillo de Olmillos de Sasamón: a dos kilómetros al sur de Sasamón puedes admirar uno de los castillos mejor conservados de Burgos. Su construcción se debe a Pedro de Cartagena, procedente de la familia de judíos conversos "Los Leví", quien en el siglo XV mandó levantarlo como fortaleza desde las que controlar sus tierras. El castillo fue pasando de mano en mano hasta que en 1812, los guerrilleros Santos Padilla y Melchor Cossío le prendieron fuego en venganza por el apoyo que algunos nobles le estaban prestando a las tropas francesas. Hoy ha sido restaurado y convertido en hotel-restaurante. 👉 Más información. 


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6+1 lugares indispensables que ver en Castrojeriz

El pequeño pueblo de Castrojeriz es una parada indispensable si estás haciendo el Camino de Santiago Francés. Éste lo cruza longitudinalmente a lo largo de más de 1.500 metros, conformando la travesía más larga de toda la ruta jacobea. Los peregrinos la conocen como la ciudad larga.

Además del Camino de Santiago, por él también pasa la ruta de Las cuatro villas de Amaya, junto con Villadiego, Melgar de Fernamental y Sasamón. Su importancia es tal, que la villa entera está considerada Bien de Interés Cultural.

Junto al río Odra, un poco antes de su unión con el Pisuerga, la organización de Castrojeriz gira en torno a una calle-camino, sobre la que se van situando diversos edificios notables y que acaba coronada por las ruinas de un antiguo castillo del siglo IX. En el siglo X consiguió obtener el primer fuero otorgado en Castilla y en el que decía que cualquier campesino que tuviera un caballo se convertía automáticamente en infanzón, caballero villano.

Qué ver en Castrojeriz

1. Castillo: en este lugar se han encontrado restos de una fortaleza celtíbera, romana y visigoda, pero los que ves ahora corresponden a un castillo que se cree fue mandado construir por el conde Muño, o Nuño Núñez, quien lo defendió a finales del siglo IX contra los árabes. En él fue asesinada en 1359 la reina Leonor de Castilla, hija de Fernando IV de Castilla y esposa de Alfonso IV de Aragón, por orden de su sobrino, Pedro I.

2. La Puerta del Monte: en la zona baja verás los restos de una de las antiguas murallas que protegían Castrojeriz. Aquí se encuentran la mayoría de bares y restaurantes.

3. Iglesia de San Juan: esta iglesia gótica, construida entre los siglos XIII y XVI, presenta un doble sistema de contrafuertes que le dan un aspecto de fortaleza. Originalmente perteneció a los Templarios y más tarde a la orden de los Hermanos Hospitalarios de San Antonio. De ella llama la atención una torre de carácter militar, cuya base es románica y que está coronada por cinco pináculos. En el interior puedes ver su artesonado mudéjar, su claustro románico y el sepulcro de Juan de García Gallo.

4. Iglesia de Nuestra Señora del Manzano: el edificio actual comenzó a construirse en 1214, por orden de la reina Berenguela de Castilla, madre de Fernando III el Santo. La puedes ver bajo el castillo. Un enorme templo que en el pasado ostentó el rango de colegiata. Dentro se encuentra el sepulcro gótico de Leonor de Castilla.

5. Iglesia de Santo Domingo: el templo es del siglo XV, pero hoy en día está desacralizado y alberga el Centro de Interpretación del Camino de Santiago IACOBEUS.

6. Monasterio de Santa Clara: el original fue fundado por Alfonso X el Sabio en 1264, pero en 1326 lo trasladaron a su emplazamiento actual por petición popular. Desde entonces ha sido habitado por una Comunidad de Hermanas Clarisas que se dedica a la repostería y a la lavandería industrial. Lo puedes encontrar junto a la carretera que une Castrojeriz con el Monasterio de San Antón.


Ruinas del Monasterio de San Antón

El monasterio está a 2 km del pueblo. Para ver sus ruinas tienes que salir de Castrojeriz con dirección a Villaquirán de la Puebla. Es el primer monumento que se encuentran los peregrinos cuando van de camino a Castrojeriz.

Sus tierras estuvieron antiguamente ocupadas por el palacio y huerta de Pedro I de Castilla. Su fundación como monasterio cisterciense se remonta a 1146, cuando Alfonso VII lo fundó para albergar a los antonianos que cuidaban a los peregrinos que llegaban enfermos y que iban haciendo el Camino de Santiago, sobre todo a los que iban afectados de ergotismo (la llamada fiebre o fuego de San Antonio). Esta enfermedad se producía por una intoxicación por hongos presentes en los cereales y que podía producir quemazón, e incluso gangrena en las extremidades.

El hospital fue sede de la Encomienda General de la Orden de San Antonio en los reinos de la Corona de Castilla y Portugal, de la que dependieron más de veinte encomiendas menores compuestas por casas, monasterios y hospitales.

Los restos que hoy ves pertenecen al siglo XIV. El Camino de Santiago pasa por debajo de dos impresionantes arcos del pórtico del siglo XVI que protegía la entrada a la iglesia. Aún puedes admirar dos alacenas que se utilizaban para dar de comer a los peregrinos que llegaban a deshoras al templo, así como una iglesia con escudos reales en su pórtico y en las claves de las bóvedas y que demuestran que estuvo bajo la protección real.

Su ruina comenzó a finales del XVIII, cuando la orden de los antonianos fue disuelta, y se consolidó con la Desamortización del XIX.

Hoy se ha convertido en un albergue de peregrinos que cuenta con un bar en frente (El cátaro) y con curiosos carteles.


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