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Cómo salir del Aeropuerto de Auckland


🚘 En coche propio o de alquiler:

● En Vehículo de alquiler: si alquilas un vehículo, lo más cómodo es que te recojan en el aeropuerto. Lo normal es que te pidan que llames a un número gratuito una vez estés allí para que te pasen a recoger. Si tienes algún problema, en el i-site o en Información te ayudarán en todo.   Para esperar tu vehículo, hay que salir del aeropuerto siguiendo las indicaciones de “Rental cars”.

🚍 En Autobús:

Los autobuses salen desde el final de la terminal internacional de llegadas, una vez pasada la tienda de Vodafone. Los tickets se compran directamente al conductor y cuestan 8$ ida y 14$ ida y vuelta. Para acceder al aeropuerto hay que pagar una tasa en el autobús de 2’30$ adicionales. Son de color rojo. Aquí encontrarás toda la información necesaria:

● Número 3: va al centro de Auckland y llega hasta Sumner vía Avonhead. Pasa cada 30 minutos y también hace el recorrido contrario. Horario:
    • De lunes a jueves: de 6’33 a 23’05
    • Viernes: de 6’33 a 23’35.
    • Sábados: de 6’22 a 23’55
    • Domingos: de 6’52 a 22’55
●  Número 29: va al centro de Auckland vía Fendalton. Pasa cada 30 minutos y también hace el recorrido contrario. Horarios:
    • De lunes a viernes: de 6’45 a 22’20
    • Sábados y domingos: de 7’07 a 22’40

● The Airport Hopper: es un autobús gratuito que sale de EconoPark, en la terminal a la salida de International Arrivals, cada media hora. Su recorrido es: Terminal – International Antarctic Centre (de 7’00 a 19’00) – EconoPark – Terminal. Aquí encontrarás más información sobre este autobús: 



● Supershuttle bus: es un servicio de transporte que te lleva de y hacia el aeropuerto a la hora que tú quedes con ellos. Te recogen en el sitio acordado. Y la tarifa suele rondar los 15$ por persona. https://www.supershuttle.co.nz/Default.aspx

✈  Jet Star Airlines

● Esta es la compañía más barata para hacer vuelos domésticos por el país. Pese a ser low cost es una de las mejores valoradas del mundo. 

● Mi viaje costó en total 67$ con 25kg de equipaje. 

● El vuelo entre Christchurch y Auckland duró 1h20'



Frikada antes de dejar Nueva Zelanda

Si no lo has hecho antes, no olvides comprar en el McDonald's del aeropuerto el Lime Shake. Un batido que sólo podrás encontrar en Nueva Zelanda (o eso dicen).





Nueva Zelanda: Día 10 – Qué ver en Te Anau, la entrada al fiordo Milford Sound


Este pueblo de 3000 habitantes se emplaza a la orilla del lago del mismo nombre. Decidí  contratar el hotel aquí porque Queestown es demasiado bulliciosa, toda llena de hostales, pubs y discotecas, y había leído muchos comentarios de viajeros que se quejaban de no poder descansar en condiciones. Además, Te Anau es la puerta de entrada a Milford Sound, un magnífico fiordo, visitable por carretera y agua. 




Aparte de eso, el pueblo tiene poco que ofrecer. Unos cuantos restaurantes y cafeterías, algunos hoteles y dos supermercados. En el i-site junto al lago tienen toda la información turística de la zona y, justo al lado, está la terminal desde donde salen los cruceros para recorrer el fiordo. También ahí te informarán de las cuevas de luciérnagas a las que se accede sólo en barco. 

En coche se tarda una hora  y media en llegar a la entrada al fiordo. Conviene siempre salir a primera hora de la mañana para evitar la manada de autobuses que, desde Queenstown, salen para visitarlo. Por el camino, hay varias rutas pequeñitas que merecen una visita.

Las distancias están tomadas desde Te Anau:
  • 29km - Te Anau Downs: imponente puerto desde donde salen los alpinistas para hacer la maravillosa Mildford Track, de varios días de duración, recorriendo los bosques neozelandeses hasta llegar al fiordo.
  • 57km - Mirror Lakes: Lagos famosos para ver cómo se reflejan en ellos las montañas en los días claros.
  • 77km - Lake Gunn: con vistas impresionantes, esta pequeña ruta dura tan sólo 45 minutos.
  • 84km - The Divide: este es el punto de partida de las rutas Greenstone y Routeburn y para los que quieren escalar la montaña hasta llegar a Key Summit.
  • 99km - Homer Tunnel: un túnel de montaña, sin luces, que hay que atravesar para llegar al fiordo. Normalmente hay muchos peligros de avalancha en la zona. Se tardan tan sólo 15 minutos en llegar al mirador.
  • 107km - Espectaculares cascadas a 10 minutos de la carretera.
  • 117km - Llegada a la entrada de Milford Sound. 
Desafortunadamente, al día siguiente amanecimos nevados. Fuimos al i-site y me dijeron que la carretera a Mildford Sound estaba cerrada y que todos los barcos estaban cancelados. Se esperaban grandes nevadas durante los siguientes tres días. Así que... abandoné la idea de visitar el fiordo. Una pena.



Nueva Zelanda: Día 7 – Cómo llegar a la Colonia de focas de Cape Palliser


Esta visita no tiene desperdicio. Si tienes tiempo y ganas de coger el coche, no pierdas más tiempo en Wellington y dirígete a la Seal Colony del Cabo Palliser. A 2’30h de la capital, hay que atravesar una carretera de montaña muy serpenteante, primero subirla y luego bajarla, con un paisaje increíble; después, tendrás que seguir por grandes pastos verdes que acaban en la carretera del Cabo, justo al lado del mar.


Nada más que el paisaje en el coche ya merece la pena: caballos abrigaditos con un frío que pela y ovejas por todos lados, que parecen bolitas en las colinas.



Asegúrate de que tienes el depósito lleno, porque por la zona no hay ni una gasolinera, los pueblos son pequeñísimos y los conforman unas cuantas casas diseminadas.

Antes de llegar al cabo, para un poco en el pueblo pesquero de Ngawihi, Ngawi, pronunciado Nae wee. Está a 5 kilómetros del Cabo Palliser y en él te llamarán la atención los bulldozers que utilizan para llevar las barcas al mar, ya que no tienen puerto, ni ningún otro acceso al océano, como no sea la peligrosa playa. Presumen de ser el pueblo con más bulldozers por persona del mundo.


El cabo se encuentra en los pináculos de Putangirua, una reserva paisajística preciosa. Se accede a ellos por un sendero cercano al aparcamiento de Cape Palliser Road, siguiendo el cauce de un arroyo y se tarda 1'30h en llegar.



Yo dejé el coche cerca del aparcamiento, en un grupo de casas que hay al lado. No me atreví a pasar el coche por el camino, porque estaba en muy malas condiciones por las lluvias y lleno de grava.

Empecé a andar y pronto sentí un fuerte olor que no reconocí, pero que pronto me daría cuenta de que así es como huelen las focas. Y no es precisamente muy agradable. Pero se pasa pronto con la alegría que da el descubrirlas.

Me iba a acercar a una roca para sentarme un rato, cuando me sorprendió un gruñido que me acojonó. ¡La roca era una foca! Menos mal que no llegué a acercarme del todo. El camino estaba lleno de ellas. 





Esta es la mayor colonia de focas de la isla sur. Había por todos lados. En la playa me encontré con dos lugareños que me llevaron a ver la colonia de bebés. Atravesé con ellos las rocas, pasando muy cerquita de las focas grandes para disfrutar de las vistas. Y los gruñidos, cuando nos acercábamos demasiado, eran aterradores. No obstante, mis guías sabían mucho del lugar y de estos animales, porque habían vivido toda su vida allí. Me dijeron que no debíamos acercarnos demasiado a las grandes y que siempre les teníamos que dejar visible un camino de escape al mar. Porque gruñen cuando se sienten amenazadas y salen corriendo buscando el agua llevándose todo lo que pillan por medio, incluso pueden llegar a morder si están muy asustadas.





Iba a seguir mi camino hasta el faro, donde me esperaban sus 250 escalones, pero mis nuevos amigos me dijeron que había peligro de inundaciones y que debía volver pronto a Wellington, pues ya había varios accesos cortados.

Como no sabían si podía volver o no y yo tenía miedo porque debía coger el ferry por la noche, me llevaron a su casa – a la que entramos quitándonos los zapatos, como buenos neozelandeses. Allí empezaron a llamar a amigos que vivían cerca de los puentes inundados, para saber si se podía pasar o no. En un mapa me apuntaron los caminos de cabras alternativos y me dijeron que tenía que correr porque de los tres caminos posibles, sólo seguía abierto uno, los demás estaban inundados. Y éste último era muy probable que lo cortaran pronto.

Gracias a su amabilidad, me fui siguiendo sus indicaciones. ¡Menos mal que no seguí mi plan inicial de continuar hacia el faro! Fui el último coche en atravesar el puente. Después, las autoridades lo cerraron al paso.

Aun así, el camino de vuelta fue horroroso. Lluvia torrencial, viento de Wellington y, encima, niebla en la zona de montaña… bufff. Hubo unos tramos en los que me patinaba la caravana en las curvas…  







Nueva Zelanda: Día 7 – Wellington - Cómo es la visita a los estudios Weta Cave


Para los fans de El Señor de los Anillos y El Hobbit, la visita a Weta Cave está más que justificada. Por la mañana, bien temprano, me despedí del cutre camping para ir a los estudios de cine de Wellywood.


Está situado a 15 minutos del centro de Wellington en coche y lo bueno es que aparcar en la calle es gratis y sin límite de tiempo, algo que llevaba mucho sin ver en este país.

Weta Cave, la productora tan famosa de efectos especiales, no es sólo famosa por estas dos trilogías, sino que ha participado en muchas otras, como King Kong, Las aventuras de Tintín, Narnia, Hércules, Xena, El último samurái, Van Helsing, El Zorro, Indiana Jones y el reino de la Calavera de Cristal, Avatar, Distrito 9…

La compañía comenzó en 1987 en un piso de Wellington, participando en programas de televisión neozelandeses. Coincidieron con Peter Jackson en varios proyectos y en 1994 se unieron con él y Jamie Selkirk para fundar Weta Cave como la productora de efectos especiales de Nueva Zelanda. El nombre lo cogieron de un famoso saltamontes gigante endémico de este país y es el símbolo de su logotipo.

Nada más llegar a Miramar, ya se puede ver esta estatua para avisar de lo que viene.


El edificio en sí no llama mucho la atención y puede decepcionar al principio. Delante de la entrada hay varias figuras con las que puedes hacerte fotos.


Cómo es la visita gratuita a los estudios de Weta Cave

La visita a Weta Cave es gratuita. Dentro puedes ver una pequeña tienda con un montón de objetos de coleccionista de todas sus películas. Pero, por supuesto, El Señor de los Anillos y El Hobbit, son los amos del lugar. Algunas de ellas son figuras únicas que valen una verdadera fortuna. En una salita anexa hay un mini cine donde se proyecta un documental sobre el trabajo que realizan en la compañía y un resumen de las películas en las que han participado. Son un montón, pues no sólo se dedican a los efectos especiales, sino que también destacan en la creación y diseño de figuras, attrezzo, estatuas urbanas… todo cuidado al mínimo detalle.



El documental es único y sólo lo puedes ver en esta sala. No se ha proyectado en ningún lugar más. Dura unos 20 minutos y se proyecta ininterrumpidamente.




Cómo es la visita guiada a los estudios 
de Weta Cave

La visita guiada me costó 20$. No la había comprado con antelación, porque no sabía si me iba a dar tiempo a hacerla completa o sólo podría ver la tienda. Tuve suerte, pues compré las dos últimas entradas que quedaban ese día. Así que, si tienes pensado ir, cómpralas por internet para no hacer el viaje en balde.

La visita comienza en las salas de al lado de la tienda, siguiendo las pisadas del suelo. La realizan los propios trabajadores del taller y cuentan anécdotas muy interesantes sobre su trabajo. Dentro puedes ver un montón de figuras, armas, vestuario, maquetas… y, con suerte, a algunos artistas trabajando. Yo pude ver muy pocos (en marquetería y en diseño de miniaturas) porque la plantilla estaba participando en la Comic-Con de este año.



El chico que hizo de guía fue realmente simpático, con ese sarcasmo típico de los neozelandeses y que los hace adorables. Sus gracias irónicas y sus juegos de palabras estando tan serios te hacen estar siempre muy atento a lo que dicen, no vaya a ser que no pilles el chiste y quedes mal.

Me llamó la atención que tuvieran como referencia el Alcázar de Segovia en un gran libro. Cuando llegamos a esa zona dijo que habían utilizado un castillo español como fuente de inspiración para algunas películas, el “Alcasar”, porque les encantaba.

La verdad es que la visita no decepciona, y más si te gusta el cine. Además, te dejan tocar algunas piezas e incluso materiales como los que se usan para hacer la piel artificial de las figuras para que parezcan reales o la malla que llevaba Aragon.

El recorrido es bastante pequeño pero merece la pena, y más con guías tan entusiastas como el nuestro. La visita duró unos 50 minutos y se me hizo muy corta. Lo malo es que no se pueden hacer fotos del interior.



Cómo reservar la visita a Weta Cave
●  En su web: www.wetaNZ.com/cave
●  En el propio taller.
●  En el i-site de Wellington, en Civic Square.

Cómo llegar a Weta Cave
    ●  A 15 minutos en coche del centro de Wellington.
    ●  Autobús: Coged el número 2 en Central Wellington y bajaos en la esquina de Darlington con Caperdown Road.


       WETA CAVE WORKSHOP   
    1 Weka Street. Miramar, Wellington








    Nueva Zelanda: Día 2 – One Tree Hill y Centro de Auckland


    One Tree Hill 

    Por la mañana temprano visité One Tree Hill. Se puede llegar en coche hasta lo alto del parque, aunque es mejor dejarlo en el barrio y pasear por este antiguo volcán. Hay varios sitios con restricción de dos horas de aparcamiento gratuito y zonas sin límite de tiempo. También hay aseos gratuitos y limpios. 


    Auckland está emplazada sobre un istmo volcánico de 11 km de ancho, separado por dos puertos. En esta parte del país se han encontrado los restos de 48 erupciones. Los dos conos más famosos para visitar son One Tree Hill y Mt Eden. Yo sólo tuve tiempo de visitar el primero, porque quería pasar la tarde en una de sus playas.



    Durante el ascenso, el paisaje es increíble. Todo lleno de vacas, ovejas, pájaros y plantas; y un montón de gente haciendo deporte. En lo alto se encuentra el obelisco de granito, erigido en 1940 en honor a la tribu maorí Tangata Whenua. Fue la mayor fortaleza del país, pues desde lo alto (182 m de altura) se tiene una perspectiva de toda la ciudad. En la cima está enterrado John Logan Campbell, que en 1901 cedió la tierra a la ciudad y pidió que se levantara este  obelisco en memoria del pueblo maorí.


    🚌  Cómo llegar a One Tree Hill en autobús: coge el número 328 desde Custom St a Manuku Road. Se tarda unos 20 minutos. 

    Visitando el Centro de Auckland 

    Volviendo del volcán extinto, me fui directamente a aparcar en Stephen Avenue, que ya sabía que era gratis. Atravesé el glamuroso Parnell hasta llegar al centro.



    Queen Street es el corazón de la ciudad, con un montón de restaurantes y puestos de comida realmente baratos. Bajando la calle tienes el ayuntamiento y la famosa Aotea Square. En la siguiente esquina está el bonito Civic Theatre.


    Pronto, a la izquierda, verás en lo alto de la cuesta, la Auckland Art Gallery, la galería de arte más famosa de la ciudad y, encima, gratis (abierta de 10 a 17).


    Justo detrás está Albert Park, donde podrás ver flora autóctona y casas victorianas. Fue uno de los lugares que más me gustó de la ciudad.





    Atravesando el parque llegarás a la zona de la universidad. Merece la pena pasearse por el campus y disfrutar del ambiente universitario. Incluso puedes entrar en el edificio y ver la torre del reloj


    Detrás de esta torre está Old Government House, hoy pertenece al campus, pero se puede ver por fuera.

    Y, antes de regresar, no olvides pasar junto al Albert Barracks Wall, construido en 1846 para defenderse de las tribus maoríes. 


    De vuelta, estuve por Britomart, la zona de compras, y las paralelas a Queen Street, llenas de gente y negocios, antes de acabar en el puerto.

    Auckland es conocida como City of Sails, la Ciudad de las Velas. El puerto tiene más de 80.000 embarcaciones privadas. 1 por cada 11 habitantes. 


    👉 Mi impresión de Auckland: el centro es bonito y la ciudad está llena de ese aire neozelandés tranquilo y apacible que hace que siempre sea valorada como una de las mejores ciudades para vivir. Pero lo cierto es que, quitando el centro, es una ciudad poco manejable y muy desperdigada.

    El sueño del neozelandés medio es llegar a tener una finca de 1000 m2 y esto ha creado una amalgama de casas y edificios que hace que se pierda su esencia. La planificación urbana parece haber brillado por su ausencia y es una pena, con el maravilloso paisaje y aire puro que tienen. Podría ser mucho mejor.