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Rusia: Día 22 - Opinión de Tuchkov Hotel At The Palace Square



Con lo mal que lo había pasado en el hostal la noche anterior, decidí pasar mi última noche en San Petersburgo en un hotel más confortable con el dinero que tenía de remanente. Mi elección fue muy adecuada.

Localización

La localización de este hotel es inmejorable. Se encuentra en una de las paralelas a la Avenida Nevsky, a 20 minutos andando de la Fortaleza de San Pedro y San Pablo y a escasos metros del Almirantazgo y del Hermitage.

Si tienes una de las habitaciones con balcón, las vistas que te encontrarás serán estas:


La habitación

Mi habitación fue la suite junior. Medía 23 m2 y tenía aire acondicionado, televisión de pantalla plana, frigorífico, escritorio y sillas, moqueta… En el cuarto de baño había albornoces, secador de pelo y amenities.




Lo mejor de la habitación fue la terraza y sus vistas. Aunque la zona es muy visitada, dentro no se escucha nada del ajetreo de fuera.



Personal y servicios

El personal del hotel no pudo ser más amable. Me aconsejó en todo momento y me ayudó siempre con una sonrisa. Hablaban inglés perfectamente y siempre que pasabas por el pasillo, te ofrecían pasteles y té.

En el precio de todas las habitaciones viene incluido el desayuno. Puedes elegir entre varios platos que os hacen en la cocina y, también, puedes levantarte a coger pasteles, ensaladas, kéfir, té, café, embutido… Puedes repetir todas las veces que quieras.



Los dulces que han sobrado del desayuno, se quedan allí durante el resto del día y puedes ir en cualquier momento a la salita, a descansar tomándote un café y unas pastas, o un trozo de tarta casera que está exquisita.

El hotel tiene un servicio gratuito de consigna de equipaje. También tiene wifi gratis, que funciona muy bien.



   TUCHKOV HOTEL AT THE PALACE SQUARE   
Ulitsa Gorokhovaya 8/13, San Petersburgo, Rusia
tuchkov-at-the-palace.hotelsinsaintpetersburg.net

Rusia: Día 21 – Opinión del VIP Nevsky Hostel


Llegué bastante tarde al aeropuerto de San Petersburgo. Allí cogí un autobús que me dejó en la estación de metro hasta llegar a la Avenida Nevsky. Parecía mentira que hubieran pasado ya 20 días desde mi anterior visita a la ciudad. 

Mi hostel estaba en la avenida Nevsky. Lo contraté a través de Booking y avisé de que iba a llegar muy tarde. Pero, una vez en Nevsky, fue un caos. No hay nada en la puerta que indique que el hostel está allí. Ni siguiendo las direcciones que daba Google, ni llamando a la dueña por teléfono... Nada. En un callejón había unos chicos haciendo botellón y viéndome dar tantas vueltas, se ofrecieron a ayudarme. Me dijeron que sí que sabían dónde estaba y que los siguiera. Entramos en un piso antiguo, subimos unas escaleras y aparecimos en un hotel del que salió el dueño en calzoncillos. Buscó mi nombre en unos papeles, pero no estaba allí apuntada. ¡Menos mal! Tenía aquello una pinta....

Después del mal trago, la dueña me volvió a llamar y me fue guiando paso a paso por mitad del callejón. Llegué a otro piso viejo y subí las escaleras. Por fin conseguí ver  mi alojamiento y no sabría deciros cuál hubiera sido mejor, si el del señor en calzoncillos o éste.

En la planta baja estaba la recepción y el salón con unas luces extrañas. Un poco raro todo. La puerta que había a un lado de la recepción era el baño compartido por todo el hostal. Intimidad no había para nada. La puerta que había al otro lado, era la ducha. Vamos, que todos los que se sentaran en el salón sabían perfectamente cuándo entrabas, cuándo salías, cuánto tardabas... ¡Menuda impresión!

Subiendo unas escaleras de caracol, llegamos al piso de arriba. Allí había dos puertas: una de ellas era mi habitación. Cuando la abrí me quedé pasmada. La habitación podría ser perfectamente el cuarto de las escobas. Allí no cabía nada. Era un cuartillo abuhardillado, en el que no cabía de pie ni yo, que soy bastante bajita... Y de pared a pared, sólo había una cama. El techo de la cama estaba todo lleno de espejos. ¿Dónde me había metido? 


Obviamente, las mochilas no cabían en la habitación. La dueña me dijo que las metiera en un armario que había en el pasillo. Así que, para coger cualquier cosa, tenía que salir al pasillo a abrir el armario y volver a la habitación. Curiosamente, el aire acondicionado estaba fuera de la habitación. Tenías que abrir la puerta para que entrara aire, porque ventana tampoco había. 


Foto hecha desde la cama

En estas condiciones y viendo la hora que era ya, me acosté como pude y pasé allí la noche. Aunque estaba reventada del viaje, no me dormí hasta que no di con un hotel más decente que tuviera habitaciones libres para el día siguiente. Aunque había reservado dos noches, me dio igual. Por la mañana, cogí mis  cosas y salí de allí corriendo. ¡Menuda vuelta a San Petersburgo! 

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Rusia: Día 17 - Opinión de Apartments Horizon en Petropavlovsk


Lo mismo que me pasó en Vladivostok me acabó pasando también en Petropavlovsk. La oferta hotelera de la ciudad se reduce a unos cuantos hostels y unos nueve o diez hoteles pequeños. Los hoteles son carísimos para ser bastantes viejos y los servicios que ofrecen; los hostels son caros y en habitaciones compartidas en su mayoría.

Para todo el turismo que está recibiendo Kamchatka últimamente, las plazas hoteleras son pocas y todo se llena muy rápido. Otros aventureros contratan un paquete de excursiones y muchos de los días los pasan en un campamento en plena naturaleza, y luego los devuelven al hotel.

No soy muy fan de los apartamentos, pero no tuve más remedio. Contacté a través de Booking con un apartamento en la ciudad. Cada vez están proliferando más. Ante la afluencia de turistas y la falta de habitaciones, la gente está haciendo negocio restaurando sus pisos antiguos y poniéndolos a la disposición de los turistas.


Mi vuelo llegó por la mañana temprano y la dueña del piso no puso ningún impedimento para que entrara antes de la hora del check in. Del aeropuerto a la ciudad, cogí una marshrutka  que nos llevó muy apelotonados hasta una parada que creía que estaba cerca. En el mapa parecía que sí, pero Petropavlovsk es una ciudad muy desperdigada, que discurre entre serpenteantes caminos y cuestas. Tuve que atravesar descampados, calles que parecían de barrios chaboleros… Luego me di cuenta de que Petropavlovsk es así.


La dueña me esperó en el sitio acordado en su coche y me llevó hasta su piso. El barrio era deprimente. Al ser mis primeras vistas de la ciudad, me llevé las manos a la cabeza porque aún no sabía que eso era lo normal.

El exterior daba a una calle sin asfaltar, con un montón de baches, de agua estancada, incluso había muebles tirados por allí. El portal era deprimente. Pero el piso estaba impoluto. Todo renovado. Parecía sacado de otro mundo en comparación con todo lo que lo rodeaba. La mujer fue amabilísima. Me dijo que su marido me podía llevar en su jeep a hacer cualquier excursión cercana a unos precios increíbles y me mostró varios ejemplos. Al final acabé contratándole una excursión al volcán Avacha para dos días después. Me pasó por whatsapp una aplicación para saber el horario de los autobuses y me recomendó ir a algunos sitios.




Booking.com

El piso era de una habitación, estaba totalmente equipado y el wifi funcionaba muy bien. Lo reservé para tres noches y me cobró 12.000 rublos, a pagar en efectivo a la llegada. 

Cerca del apartamento había una parada de autobús y un pequeño centro comercial (Piramida) con un supermercado (al que haríamos varias visitas) y algunos restaurantes. Antes de entrar en el supermercado también había un cajero. 

Productos españoles en el supermercado de Petropavlovsk - Kamchatky

Después de un día entero sin dormir, estuve toda la mañana reponiendo fuerzas. Por la tarde fui al comprar al supermercado algunas delicias rusas para cenar y para desayunar. Allí me encontré con mucha variedad de productos coreanos y algunos españoles. Los precios eran mucho más baratos que en otras ciudades, como San Petersburgo o Moscú, a pesar de ser un lugar tan aislado.

Cogí el autobús que me llevó al centro de Petropavlovsk y empece a pateármelo. No tiene mucho que ver. La ciudad merece la pena por su entorno. Desde la plaza de Lenin se pueden ver a lo lejos varios volcanes rodeándonos.


Vi la playa, el lago, varias iglesias, fui a sacar dinero y visité un mercado local, al lado de Correos. Se hizo de noche muy pronto y cogí el autobús de vuelta. No me hacía ninguna gracia recorrer a oscuras el camino que separaba la parada de autobús del piso. Por calles levemente iluminadas. Algunas ni eso, y tuve que ir con linterna alumbrándome por un caminito lleno de vegetación a ambos lados.

Acabé el día haciendo la cena en la casa y acostándome temprano para cumplir el sueño de ir a Kuril Lake y pasar un día entre osos.


   APARTMENTS HORIZON - PETROPAVLOVSK  
 Ulitsa Kavkazskaya 38, 683000
Petropavlovsk-Kamchatskiy, Rusia

Rusia: Día 15 – Opinión del Aurora Park Hotel en Vladivostok


Mi vuelo salió a la  01'05 desde Irkutsk y llegó puntual a Jabarovsk. Allí tenía que hacer escala de 1'45 h. Pese a ser un sitio especial por el volumen de vuelos que pasan por allí (más de un millón de pasajeros), la sala donde estuve parecía la de un hospital. Era pequeñísima y no había nada más que unos cuantos asientos. 

El siguiente vuelo salió a las 8'00 y llegó a Vladivostok a las 9'20. Yo sólo había estado volando durante unas 6 horas, pero tuve que tener en cuenta la diferencia horaria. Los dos aviones que cogí fueron contratados en Aeroflot, aunque estaban operados por Aurora Airlines. Su precio fue de 645 €. Fueron cómodos, me dieron comida en los dos, a pesar de ser de muy poca duración y los asientos fueron enormes en comparación con las aerolíneas a las que estoy acostumbrada últimamente en Europa.

Vladivostok tenía que ser un sitio importante durante aquellas fechas. El único vuelo que pude coger ese día fue ese y el único hotel que me pude permitir también. Más allá de hoteles carísimos en el centro y algunos hostales de aspecto dudoso, no había nada libre. Por eso acabé en el Aurora Park Hotel. 

Opinión del Aurora Park Hotel Vladivostok

▪ Localización: el hotel está muy alejado de la ciudad. Es una zona preciosa y tranquila porque, como su nombre indica, está en medio del parque Aurora. Todo rodeado de árboles y en plena naturaleza. Es muy común para celebrar bodas y banquetes especiales. Si sales a pasear, esto es lo que te puedes encontrar:




Detrás del hotel sale un caminito que discurre por mitad de los árboles. No te olvides, esto es Rusia, así que los accesos están como están. El camino no está cuidado y las escaleras tienen los escalones rotos. Un traspiés y vas al vacío.

Bajando las escaleras, hay un paso a nivel. Por allí pasan algunos trenes, pero no molestan en el hotel porque está bastante alejado de esta zona. Cerca está la estación "Sanatorium". Atravesando el paso a nivel, llegamos a la playa de Amur Bay. Hay chiringuitos, hamacas, buen ambiente... Pese a estar tan lejos de Vladivostok centro, mereció la pena descansar en este tranquilo lugar. 


▪ Habitación: la mía fue una doble estándar contratada a través de Expedia. Me salió por 70€ con desayuno. El wifi llegaba muy bien y la habitación era grande y estaba muy limpia. Tenía aire acondicionado, el cual me vino muy bien para el bochorno que hacía, y un balcón que daba al parque. 

Desgraciadamente, la electricidad se fue por la noche. Toda la gente salió al pasillo con linternas para ver qué pasaba. Fue toda una experiencia ir en fila detrás de un montón de chinos que no paraban de hablar a gritos y a oscuras. Parecía sacado de una película de miedo. Afortunadamente, el apagón duró unas dos horas y luego todo volvió a la normalidad. 


▪ Desayuno: el desayuno se realiza en el restaurante del hotel, un local de cocina italiana llamado Limoncelo. Sus precios no son muy caros y está de moda entre las familias de la ciudad. Suele venir mucha gente los fines de semana para comer en la terraza mientras los niños juegan en el parque con las ardillas. La decoración es excelente y el buffet libre está muy bien.


Cómo llegar al Aurora Park Hotel

Delante del parque Aurora, hay una parada de autobús. Desde el aeropuerto no es difícil encontrar un autobús que te lleve hasta allí. Yo fui en una  Marshrutka y me cobró barato. Aunque me tocó un conductor un poco "especial". Se hizo un lío con la tarifa y, una vez que me bajé, se dio media vuelta para decirme que ese no era el precio. Se bajó dejando a todos los viajeros montados y empezó a hacer cuentas con los dedos, como si fuera un niño pequeño. Al final me agobié, porque todos los de la furgoneta empezaron a gritarnos desesperados. Como no llevaba mucho en efectivo, abrí el monedero y le dije que cogiera lo que necesitara. Pues aun así, siguió haciendo cuentas con los dedos y sacando y devolviendo billetes a mi cartera. Creo que finalmente se timó a sí mismo, porque tengo la sensación de que cogió dinero de menos. 

La distancia entre el hotel y el aeropuerto es de 35 km y el centro de Vladivostok está a 18 km.


El problema principal lo tienes para volver al hotel desde Vladivostok. Deberás coger la combinación necesaria de autobuses para llegar allí. A mí me costó equivocarme tres veces, pero llegué.


Volver al aeropuerto también es un problema porque el servicio de autobuses que llega hasta allí se acaba muy temprano. Estuve esperando durante una hora a ver si tenía suerte, pero ninguno me llevó. Encontré a una señora que me escuchó hablando español y me preguntó por Astorga, vete tú a saber por qué, no sabía nada más de mi idioma... 😕

Derrotada, volví  al hotel y pedí un taxi. La de recepción se rio de mí y me mandó a un conocido suyo. Un cani de gorra pequeña, que me llevó todo el camino cantando música de discoteca a toda voz y apretando con la mano izquierda una pelota antiestrés mientras conducía con la derecha un coche japonés. El viaje costó 850 rublos. Le di 1000. Se hizo el loco y no me devolvió nada. 


   AURORA PARK HOTEL - VLADIVOSTOK  
Dvenadtsataya street, 8,  
Vladivostok, 690024 Rusia 
www.auroravl.ru/en/

Rusia: Día 11 – Cuidado con los hoteles de Khuzhir (Sobreviviendo en el Baikal)


Dos meses antes de llegar al Baikal empecé a organizar los alojamientos de mi viaje. La isla de Olkhon está súper saturada en verano y ya había alojamientos enteros completos. No fue una tarea fácil y me costó tres intentos contratar algo que pensaba decente: 

Intento 1 – Nikita’s Hostel

Intenté por todos los medios contactar con el famoso hostal de Nikita (toda una referencia en la isla) durante los dos meses anteriores a mi visita. La verdad es que fue un desengaño: tardaban mucho en contestarme, no se enteraban de nada y había que escribirles de nuevo, no tenían un sistema de reservas online y había que ir preguntando habitación por habitación para ver si estaban disponibles… Y, al final, casi me mandan a la mierda por no querer contratar una habitación con baño compartido. ¡Qué decepción! Será que la fama le viene grande y está saturados de clientes…

Luego descubrí que cobraban más a sus clientes por reservarles una plaza en el autobús que lleva de vuelta desde Khuzhir hasta Irkutsk. Entre los viajeros que íbamos en él, los que venían con el ticket del Nikita habían pagado mucho más que los demás.

Intento 2 – Robinzon i Pyatnitsa

Aparentemente un lugar paradisíaco. Así es como se anunciaba este camping a las afueras de Khuzhir. Las fotos en todas las webs de reservas eran excepcionales. Todo increíblemente bueno. Tan increíble, que resultó ser mentira.

En las fotos aparecían estas tiendas de campaña estilo glamping. Me puse en contacto con el alojamiento a través de Booking para ver si ellos organizaban excursiones por el Baikal y me podían reservar un transporte para la vuelta a Irkutsk. Contestaban rapidísmo. Muy amables en todo.



Conforme fueron pasando los días, el rating en Booking empezó a bajar escandalosamente y a tener comentarios malísimos. Todos los comentarios decían que no era un glamping, que las fotos nada tenían que ver con la realidad y que, una vez allí, los habían metido en unos barracones con catres mugrientos. ¡¡¡!!!


Nuevamente contacté con ellos preguntándoles directamente que cómo eran las tiendas de campaña en las que iba a dormir y qué tenían dentro. Sorprendentemente nunca me contestaron. Así que cancelé la reserva.

Intento 3 – Natalia Guest House 

Un hotel bastante bonito, que consistía en unas cuantas cabañas colocadas en el jardín de la casa de Natalia. El desayuno se compone de productos sacados de su huerta personal. A priori parecía bonito, pero tuvo muchísimos inconvenientes:

● Aunque yo sólo vi las cabañas, allí entraba gente de la calle (no sé de dónde venían) a ducharse y a usar el baño.

● El baño era un pozo ciego, como todos los de Khuzhir. A primera hora de la mañana estaba limpio, pero por la noche el olor era insoportable porque no limpiaban ni las papeleras.


● Internet sólo llega hasta su casa, no hay en el jardín, ni en las cabañas.

● La dueña y sus amigas hacían una hoguera en el jardín por la tarde y se ponían hasta el culo de alcohol hasta las doce de la noche o así. Las cabañas están en el jardín, por lo que las voces y las risotadas se escuchaban sí o sí.


● A veces alternaban y se ponían a beber en el comedor desde el que cogíamos el wifi. Cada vez que entrabas en el comedor a por el wifi, allí tenías a la dueña o a sus amigas detrás, vaso en mano, vigilando como si les fueras a robar algo.

● La dueña dice que habla inglés, pero lo único que hace es buscar en el traductor de Google. Y en ruso, al menos, no es bueno. Te lo aseguro.

Incidente con mi excursión:

Cuando contraté el alojamiento a través de Booking, le hice las mismas preguntas que a los del camping: que si me podían organizar la vuelta a Irkutsk y que si había alguna manera de ver las focas del Baikal contratando alguna excursión en barco. A todas las preguntas me respondieron que sí y les pedí que me lo prepara todo.


Cuando llegué al hostal le pregunté si lo tenía todo organizado para mí y me volvió a decir que sí. Me pidió el dinero por adelantado y quedamos en que me recogería una camioneta al día siguiente para llevarme a ver focas.

Ciertamente, la furgoneta apareció. Íbamos con todas las plazas ocupadas y un viejo señor que nos llevó por los caminos de Olkhon pegando botes por los baches. Hicimos varias paradas en el camino y llegó mediodía y nada de barco. Se paró en una playa y pensé que allí lo íbamos a coger, pero tampoco. Hizo una hoguera en el suelo y nos preparó una sopa de pescado. 😨No entendía nada. Busqué  fotos por internet de barcos y focas y se echó a reír. Nosotros no íbamos a hacer nada de eso.

Desde allí me puse en contacto con Natalia contándole lo que me ocurría y que no había barco por ningún lado. Y ésta fue la respuesta:

¿Que sólo había contratado el alojamiento? ¿Y quién le había pagado la excursión si no había contratado ninguna excursión? ¿Y quién me había prometido que iba a hacer un viaje en barco para intentar ver focas? Pues ella, que me había mandado el mensaje diciéndome que ella lo prepararía todo. O tenía pérdidas de memoria, o me estaba vacilando. 

Al llegar al hotel, salió enfurecida del comedor y en medio del jardín empezó a gritarme en ruso. La gente de las cabañas salió para ver el porqué del escándalo. Lo que más me sorprendió es que no paraba de decir que no entendía lo que era una SEAL. O sea, que todo este tiempo se había comprometido a prepararme una excursión para hacer algo que no tenía ni idea de lo que era. No sé cómo llegó a la conclusión de que lo que yo quería era ir con un señor mayor a comer sopa de pescado en mitad del campo!!!!! 😡😡😡


Después de todo el bochorno, me fui a mi cabaña y la dejé allí en el jardín gritando. Porque ella seguía gritando.

Por la noche, cuando pensé que la cosa estaba un poco más calmada, fui a aclarar lo de mi traslado a Irkutsk al día siguiente. Eso sí que me preocupaba. ¡Mira que si había entendido otra cosa y me llevaba a no sé dónde! ¡O me quedaba tirada en mitad del bosque por el berrinche que había cogido!

La interrumpí en su reunión de amigas y le pregunté. Nada, que no se enteraba. Le hice el siguiente dibujito:


Y no sabía a qué ferry  me refería. Pues al único que me puede llevar de vuelta a Irkutsk, si no hay otro. Se lo escribí en ruso. Nada. Inútil. De corazón no se enteraba. Cuando por fin lo pilló, le pregunté que cuánto me costaba. Me dijo que 800. Le pregunté que si por persona o en total. Nuevamente no se enteraba. Le hice los muñequitos de abajo y me dijo que no, que era por persona y que le tenía que dar al conductor 1500, porque eran 800 por dos personas que íbamos a ir. Me estaba tratando como mongola, pero la tuve que convencer con la calculadora del móvil de que 800 rublos x 2 personas = a 1600 rublos. Por eso está modificado en el dibujo que ves arriba. Para tirarse de los pelos.

Al día siguiente, para desayunar, no me agradó con los productos de su huerta (mejor para mí, porque el Centro de Vacunación Internacional de Madrid me había aconsejado no comer nada que hubiera crecido en huertos locales por lo insano del riego). Me deleitó con este exquisito plato, mientras a los demás huéspedes les ofrecía otra cosa. Obviamente, estaba cabreada conmigo.



Para beber, me intentó convencer su compañera (ella ya se había largado) de que la forma que tienen los rusos de beber café es parecida a la de los turcos, es decir, con todos los posos dando vueltas en la taza. Echas café en la taza y luego el agua hirviendo y te lo bebes sin colar. Sería una buena teoría de aspectos culturales, si no hubiera visto el café soluble y los sobres de Nescafé que se estaban bebiendo ellos para desayunar. Los posos para los turistas, que esto está más rico (que pensarían ellas). Yo le pedí una tetera. De perdíos, al río. 



En fin, mi experiencia con el hotel que elegí finalmente no fue muy afortunada. Los habitantes de Khuzhir se han sumado al carro del turismo y todo el que tenía una casa allí se ha convertido en hotelero, sin tener ni idea de regentar nada. Al menos esa fue mi impresión. Espero que otros hayan tenido más suerte.